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16 septiembre, 2013

Arquibar: El encanto de las pequeñas cosas


No hay nada que me guste más que ir a casa de mi abuela. Siempre me recibe con alegría, con un amoroso abrazo y ese amor suyo se desprende como un perfume de cada una de sus cosas, de cada uno de sus gestos. La lampara antigua de bronce y cristal que alumbra su salita, sus sillas de madera talladas a mano, la delicada vajilla de porcelana en la que me sirve el té, y ese ventilador antiguo que milagrosamente aún funciona. "Las cosas ya no la hacen como antes, cariño, este tiene más años que yo" me dice con una sonrisa mientras lo enciende. Sí, cuando voy a casa de mi abuela el tiempo se detiene, y el encanto de todas las pequeñas cosas que adornan su morada me transportan a un tiempo  cuando la vida era mas simple, cuando las cartas se escribían a mano y la gente aun se... "¡HOLLY! HOLLY!!! ¿Pedimos la cuenta?" Escucho la voz de Brioche y despierto... no estoy en la acojedora casa de la yaya, estoy en el Arquibar.
Fotos El Arquibar y Desayuno con Brillantes






Entras por la puerta y...  

Dejas atrás el Madrid del siglo 21 y la anónima frialdad de sus calles grises  y entras en una acojedora y pequeña casa con paredes blancas y grandes ventanales. A la izquierda una salita de estar, con un ventilador antiguo, juego de muebles vintage y un espejo rectangular. A la derecha un comedor para seis. En la radio musica de los años 20. En el cuarto de servicio frascos de perfume y retratos  color sepia de una pareja... (¿serán los dueños?, ¿serán los abuelos?). 


Plantas, flores, jarrones de loza, vajillas de porcelana... detalles cuidados, armoniosos. El encanto de este lugar reside en las pequeñas cosas que inundan el espacio con íntima calidez y te hacen sentir como si estuvieras de visita y no como un comensal más en un restaurante.


La comida: un festín de antaño

La oferta de brunch del Arquibar de la Traviesa de Conde Duque es  muy generosa y según Chocolate Chip, que había ido anteriormente, varía según los productos y humores de temporada. El día de nuestra visita, incluía un abanico de frutas de verano, una tabla de quesos con higos digna de un festín griego, un clásico "ménage à trois ibérico": jamón-tomate-aceite de oliva, una cesta de panes artesanos de todos los colores y semillas posibles, una fuente de bizcochos caseros "hiper-calóricos" (cookies, magdalenas, brownies, tartas, etc) sin olvidar complementos deliciosamente originales como la mermelada de castaña o el queso fresco para untar. Tampoco fallan las bebidas: traen un zumo de frutas vitaminado casero, dan a elegir entre café o té, los cuales puedes repetir tantas veces desees y una jarra de limonada recién hecha va rondando por las mesas. Cuando ya te has hecho a la idea que vas a pasar el resto de tu mes en el gym,  te proponen elegir entre tres tortillas, una dulce y francesa de mascarpone con pera, y dos saladas de tomate y queso de cabra o de jamón... Creernos: este es el brunch más abundante que hasta ahora hemos disfrutado en Madrid.


El servicio: ¡La abuela surfera!

Parte del encanto del Arquibar lo ponen su camarero y su dueña: Juan & Elisa. Elisa con su sonrisa contagiosa y Juan, apuesto y simpático con estilo desenfadado y surfero. Te recibe en la puerta sonriendo y te sienta en la salita o el comedor "¿Chicas, tenéis calor?" Y nos trae un vaporizador de agua fría y abanicos. "¡Que bonitos los abanicos!" decimos... "Pues os lo podéis quedar, complemento de la casa." "¿Cariño, te apetece mas limonada?" pregunta amablemente mientras vierte una refrescante limonada casera desde una jarra de cristal antigua. Y como las abuelitas Juan no para de traer comida.... Cuando pensamos que ya no podemos más, pregunta "¿Queréis pasar al plato principal?"  :))


¡Idea brillante! 

Más que un saloncito coqueto para urbanitas nostálgicas, el Arquibar es escenario para muchos eventos: conciertos acústicos, sesiones de gin & manicure, celebraciones adhoc,  cenas privadas, etc. pero su idea más brillante es sin duda la organización de brunch-picnics en el parque con música en vivo. Consiste en recoger tu cesta de picnic preparadita en el Arquibar e irte al parque que te indican para disfrutar de tu brunch con concierto al aire libre! Todo esto por el precio de 20€ y bajo reserva. 


¿Sabías que?

El Arquibar fue fundado en enero de este año por dos arquitectas, que rediseñaron la planta baja de su pequeño estudio de arquitectura y diseño llamado La Traviesa de Conde Duque. La leyenda dice que la idea surgió porque los habitantes del barrio, al pasar por delante del local, lo confundían constantemente con un salón de té cuco donde merendar.   Al cabo de unos cuantos peatones despistados, las chicas decidieron complacer la petición popular acogiendo a los madrileños por las tardes y fines de semana...


Talón de Aquiles

Dado sus reducidas dimensiones, El Arquibar sólo puede acoger 20 comensales por turno por lo que es muy recomendable hacer reserva (sirven dos turnos, a las 12h00 y a las 14h00).


Conclusión: un lugar perfecto para... 

Desconectar el móvil y lentamente saborear cada mordisco de tu magdalena entre risas y conversaciones distendidas. Organizar una despedida de soltera, imaginando los planes más diabólicos. Llevar a tu verdadera abuela para que autentifique la vajilla.  Intercambiar miradas complices mientras tu amiga deja su número de móvil en una servilleta al único chico mono del local, bueno al único cliente de sexo masculino del local...



El Arquibar: La Traviesa de Conde Duque

Dirección: Traviesa del Conde Duque, 5 
Teléfono: 915 59 81 48
Metro: Noviciado o Plaza de España
Horario:  Lunes cerrado. Martes, miércoles, jueves: 17h00 - 23h30. Viernes: 17h00 - 01h30. Sábado: 10h30 - 16h00 y 16h30 - 1h00. Domingo: 10h30 - 14h30 y 16h30 - 23h30. 
Precios: Café con leche: 1,60 €. Cocktails: 8,00 €. Desayuno (café + bollería ó tostada): 2,60 €. Brunch: 18€.
Wi-fi: sí



26 agosto, 2013

Bristol Bar: fetichismo británico


Entras por la puerta... y...

Al sentarte, tu cuerpo se desliza sobre un suave  sillón de terciopelo rojo, tu acompañante se sienta frente a ti en una cómoda y fresca silla de piel. Mientras lees la carta levantas lentamente la mirada y observas tu reflejo en un espejo que cubre toda la pared. La luz que te envuelve es tenue, rojiza y tímidamente abraza un enorme candelabro que cuelga en el centro del salón... Probablemente esto no es lo que te viene a la mente cuando piensas tomar brunch un sábado a media mañana, ¡pero quizás sea precisamente lo que necesitas!
Bristol bar_ Madrid
Fotos autorizadas por Bristol Bar