La primavera llegó a Madrid, y con ella aires
nuevos. Los árboles se desvistieron de su marrón desnudez y sus ramas se cubrieron con hojitas verdes,
brillantes, nuevas. El sol brilla con más fuerza limpiando con sus dedos
la oscuridad del invierno. El viento sopla al frío,
alejándolo, haciendo lugar a brisas tibias. Y así como la naturaleza se
renueva, las personas a veces dejamos ir cosas, personas, lugares o parte
de nosotros mismos, para hacer espacio a cosas mejores.
Hoy quede a tomar brunch con Chocolate Chip,
tras regresar a Madrid después de unas largas vacaciones. Aunque pasaron
sólo 2 meses desde aquel día de invierno en que nos vimos la última vez tanto
en nosotras había cambiado, como si fuéramos serpientes que
mudaron la piel revelando nuevo abrigo. Y así como la naturaleza y las
personas se reinventan, los lugares también pueden dejar atrás lo que un día
fueron para convertirse en una mejor versión de si mismos.
Cuando quede con Chip frente al
Harina fue extraño porque dudamos en entrar (quizás el
subconsciente lo relacionaba con historias pasadas). "Siempre
quedamos aquí" dijo ella, "¿Porque no vamos a un sitio nuevo? Hay uno a la vuelta que te quiero mostrar." Cuando llegamos,
reconocí sólo el nombre. Era el Vailima. El NUEVO Vailima.
La decoración: Out with the old. In with the new.
Mientras hablábamos de los amores que ya habíamos decidido olvidar y de los
trabajos en que ya no laborábamos, miraba a mi alrededor y me daba cuenta de
todo lo que Vailima ya no era. Ya no era ese lugar pequeño y oscuro, con
mesitas apiñadas y cuadros con insectos. Este era un nuevo Lugar, amplio y abierto con nuevos aires, y mucha luz, como la primavera. Las
sillitas negras y blancas ahora estaban pintadas de colores vivos: azul
celeste, rojo, verde esperanza. Los cuadritos con insectos fueron
remplazados por unas pizarras pequeñas que decían ¡feliz día¡ y las dulces
tartas que antes se amontonaban en una mesa estrecha, ahora se esparcían en un
hermoso escaparate de cristal. Algunas hasta se asomaban por una ventana
abierta.
La carta: actualizada y ligera
Seguimos
la conversación y nos dimos cuenta que nos habíamos desprendido de creencias
equivocadas sobre la vida, el amor. Que dejamos atrás jefes y
ambientes tóxicos. Era como quitarse un peso de encima.
Mientras
tanto, percibía entre mis dedos la ligereza de la nueva carta del Vailima. Era
una hoja blanca, con letras bonitas. El contenido era el de antes pero había
perdido ese cartón duro y pesado que lo sostenía. La flexibilidad del nuevo
formato permitía la incorporación de novedades como una carta de brunch, riquísimo
por cierto!
Brunch
de Vailima: Café 100% Arábica o Tė o infusión. Zumo de naranja. Croissant y pan
de masa madre con mermelada y mantequilla o Tomate y aceite de oliva virgen
extra/ Huevos Benedictine con salmón ahumado o Bagel de roast beef &
mostaza antigua o Hamburguesa/ Ensalada de frutas o copa de yogur griego
con granola y frutos rojos.
El servicio: algunas cosas no cambian
Mientras yo disfrutaba de unos deliciosos huevos benedictine y Chip se
tomaba un fresco zumo de naranja, decíamos que a pesar de lo nuevo algunas
cosas, las mejores, no cambian. La dulzura de una, la seguridad de la otra
seguían ahí. Lo mismo le pasaba al Vailima.
Recuerdo que lo que más me gusto del otro local fue el servicio. El
camarero que nos atendió hoy, un joven de sonrisa fácil, nos brindo el mismo
trato amable y educado que recibí aquella vez.
La cuenta por favor...
Cuando
me trajo la cuenta le comente al camarero que había ido alguna vez al otro
local y le pregunte que como les iba allí. Admito, que en esa ocasión no pude
escribir, no sentí inspiración. Era un lugar cargado pero insulso y entre
tantas cosas era difícil señalar su esencia. Le pedí a Brioche que escribiera
ella, pero tampoco quiso :(
"Cuando
abrimos este local seguíamos con el otro." Me contestó "Pero pronto
los clientes sólo venían aquí. Cerramos el otro local. Ahora también tenemos Menú
del Día. Estamos muy a gusto, nos va
mejor que antes" dijo sonriente.
Y así fue como el Salón de tė Vailima se
reinvento para encontrar mayores éxitos. Así
como este descubrió que además de tė podía ofrecer menú del día, Chip descubrió
que tenia un nuevo talento: Enseñar. Y como el pequeño salón de tė que llenó su nuevo
espacio con frescura, luz y color yo reaprendí, que el amor y la ilusión se
buscan dentro y no fuera de uno, y deje que entrara en mi la primavera...
Conclusión: un lugar perfecto para...
Quedar para un café, un afternoon tea, un brunch. Apto para chicos ;) Tambiėn es un bonito espacio para almorzar si estas cerca de la Puerta de Alcalá.
*Para ver más fotos del nuevo Salón de Té Vailimia, visita nuestro Instagram: dcbmadrid
Vailima Salón de Té
Dirección: c/ Salustiano
Olózaga 18, 28001 Madrid
Teléfono: 913
09 09 55
Metro: Retiro
Horario: Lunes a viernes: 09h00 - 21h00; Sábado: 11h30 - 21h30; Domingo y
festivos: 11h30 - 20h00
Precios: tés: 3,20€; croissants: 1€/ud, brunch:
18€
Wi-fi: sí
No hay comentarios:
Publicar un comentario