La primavera llegó a Madrid, y con ella aires
nuevos. Los árboles se desvistieron de su marrón desnudez y sus ramas se cubrieron con hojitas verdes,
brillantes, nuevas. El sol brilla con más fuerza limpiando con sus dedos
la oscuridad del invierno. El viento sopla al frío,
alejándolo, haciendo lugar a brisas tibias. Y así como la naturaleza se
renueva, las personas a veces dejamos ir cosas, personas, lugares o parte
de nosotros mismos, para hacer espacio a cosas mejores.