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10 junio, 2013

¿Las francesas no engordan?


¿Desde cuándo las francesas no engordan? Pues desde el 2004, año en que Mireille Guiliano publicó en Estados Unidos un libro con este provocativo titular: “French Women Don't Get Fat”. Traducido desde entonces a más de 20 idiomas, no sólo llegó al podio de los best sellers del New York Times sino que también se vendió como rosquillas en Europa…

Los hechos: Guiliano es una escritora francesa (eso sí) pero también una mujer de negocios residente en Nueva York que vende champán de lujo en EEUU, un país (recuerdo) donde piensan que los franceses somos todos románticos, que llevamos una boina para ir al supermercado y que comemos queso para desayunar, ranas para comer y caracoles para cenar…
Las francesas no engordan
Foto superior izquierda The TomKat Studio

Resulta que el libro se basa en una filosofía hedonista tentadora: la dieta de las mujeres francesas, cuyo principal ingrediente es el placer “medido”, es la mejor fórmula para mantenerse esbelta y feliz. Nada de privación ni de sentimientos de culpa alrededor de la comida, su secreto es disfrutar de la comida. ¡¡Qué bien, yo soy francesa y no me había enterado!!
La autora recomienda básicamente hacer tres comidas importantes al día, consumir porciones más pequeñas con muchas frutas y verduras, beber mucha agua, usar las escaleras en lugar del ascensor, y no privarse de los placeres de vez en cuando. Yo, más que una dieta a la francesa llamaría esto “sentido común”, ¿no? O igual en Texas no se enteran…
Creo que es cierto que la delgadez está muy valorada en Francia, en un país donde la tiranía de los diseñadores obligan a las niñas a ser muy cuidadosas con los excesos. Pero llegar a decir que son felizmente delgadas despreocupándose del tema y poniéndose finas de vino tinto y queso Brie parece un poco cliché. Según las más recientes estadísticas, casi el 40% de los ciudadanos franceses están en sobrepeso y la tasa de obesidad, aunque menor que en muchos otros países de Europa, está creciendo a un ritmo preocupante. Por otro lado, la anorexia nerviosa es la nueva epidemia de las adolescentes galas.
No nos vamos a engañar, es cierto que hay francesas que no engordan nunca: las que no comen… Todas las demás, están sujetas a las mismas leyes que sus vecinas españolas: las de las magdalenas que caen directamente en los glúteos o las del síndrome del capricho dulce que se regalan porque “se lo merecen”…
En definitiva, lo que adelgaza en cualquier país del mundo no son las infusiones de diente de león, la cura de la piña o él te de anís estrellado, sino la fuerza de voluntad, y (que yo que sepa) no fue inventada por una francesa. Pero recordar, siempre hay que desayunar ;)


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